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Para la comunidad resulta fundamental rescatar los saberes y tradiciones que han heredado de sus ancestros, así como también resguardar sus lugares sagrados, como es el caso de aquellos sitios en donde se desarrollan ceremonias y ritos en fechas específicas, vinculadas principalmente a la agricultura y ganadería, relacionándose directamente con las fuerzas que permiten el cultivo de la tierra y el pastoreo. Esto además resalta la importancia de las herramientas, técnicas y formas constructivas antiguas con las cuales organizaron su hábitat y territorio, y las prácticas que desarrollaron en este ámbito, como el sistema de trueque o intercambio de productos entre los habitantes de los distintos pisos ecológicos.

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En torno a este último punto, los proyectos se han orientado en función de los materiales y técnicas constructivas locales, expresadas en elementos distintivos de la zona como las terrazas de cultivo o melgas, los canales de regadío, las colcas (construcciones circulares de piedra hechas para almacenar alimentos), las apachetas (conjunto de piedras apiladas verticalmente para marcar referencias espaciales), los textiles a telar (donde se siguen reproduciendo símbolos y elementos ancestrales propios de su cultura) y los corrales, donde pueden proteger a los animales.